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Pero es demasiado tarde. Israel ha rechazado el bien; por eso, sus enemigos la perseguirán. Israel ha nombrado reyes y príncipes sin consultarme, que no cuentan con mi aprobación. Han usado su oro y su plata para fabricarse ídolos, los que los llevarán a la destrucción.

»Samaria, yo rechazo tu becerro, ese ídolo que has hecho. ¡Mi cólera está que revienta contra ti! ¿Hasta cuándo seguirás en el extravío de tu idolatría? ¿Cuándo por fin te preocuparás por ser virtuosa?

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